Cabecera

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lunes, 15 de mayo de 2017

El Mercado

El mercado




El sol hizo que tuviese que cerrar lo ojos por un instante. Los abrí de nuevo y ante mi se desplegó todo un mundo nuevo. Era la primera vez que mi abuela dejaba que la acompañase al mercado a comprar. Yo la seguía de cerca mientras observaba la infinidad de tenderetes que se extendían ante mi mirada curiosa. Mis cinco sentidos se desataron en tan solo unos segundos. Los colores, los olores y las voces me fascinaron.

Inspiré un instante. Romero, tomillo, hierbabuena. 

Palpé con mis diminutos dedos. Garbanzos, lentejas, pipas.

Escuche atenta. Risas infantiles, el roce de las monedas en una mano, el cacareo de las gallinas.

Observé curiosa. Telas de colores, manzanas caramelizadas, sombrillas de puntilla calada.

Mi abuela bajó la mirada y me sonrió. Apretó mi mano con fuerza y me ofreció una pequeña fresa. La paladeé con parsimonia disfrutando del tacto de las pepitas en mi lengua, su sabor dulce y refrescante, intenso.

Aquella mañana descubrí que las pequeñas cosas pueden ser muy grandes si se sabe disfrutarlas.